lunes, 19 de abril de 2010

Con las veinte uñas de mis veinte dedos pintadas de rojo sangre, me he sentado en el porche unas cuantas horas esperando que  algo cambie. El tiempo está hecho de agujeros negros que te atrapan, te devoran, y te escupen contra el suelo. Llevo un anillo de lata, y una soga por collar... Mi prometido me espera al otro lado, y yo le tengo que encontrar. He clavado 27 alfileres a un Santo en La Florida, he vuelto sin pisar ralla, sin doblar ninguna esquina... Pon flores salvajes en mi pelo, y un lobo a los pies de mi cama. Pájaros blancos en mi pasillo, sombrillas en mis ventanas... Porque mis viejos sueños han caducado como una botella de leche, y los nuevos se han perdido sin que nadie los aproveche...



Los chicos de las sombras afilan sus cuchillos, y yo voy a darme una vuelta por las calles  torcidas del centro...

Sólo quiero un par de pequeñas puñaladas que me recuerden que aún estoy viva.




...al fin sola... ...al fin loca...


Christina Rosenvinge

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