lunes, 21 de diciembre de 2015


De tanto jugar a las batallas me has quitado las ganas de librar esta guerra. Para ti el falso acantilado. Que mis mariposas también tienen derecho a agotarse cuando no sopla el viento y ya van tres huracanes azotando otras costas que no son la mía.


Quédate con su oscuridad, que yo me voy a mojarme de mar la sonrisa. No sea que un día tenga ganas de volver en mí y me encuentre perdida en el naufragio de otra. 

lunes, 23 de noviembre de 2015

Aún con hojas

Yo que siempre creí en las estaciones como algo inamovible nos encuentro en noviembre aún con hojas. 

Déjame hibernar para siempre en esta calma de tenerte. Déjame dormir sin cerrar las flores como si no fuese invierno, como si no fuesen a arrancarte de mí para alegrar otros ramos, otras vidas, otros rincones. 

Déjame cerrar los ojos como si fuese a entrar en tu mar para quedarme, como si jamás fuese a volver a tener frío ni nieve. Allá en el fondo no quiero ver las cordilleras blancas. Ven, a inventarte un cuento en este vientre donde el verano no termine. Ven, a susurrarme colores al oído hasta que olvide todo aquello que imaginé y me hizo tanto daño. 

Oblígame a creer que nunca ha sido invierno.

Y que jamás va a dejar de ser primavera. 


Katerina Plotnikova

lunes, 3 de agosto de 2015

Nunca te escucho

Llevo tanto tiempo contigo que me sé todas tus respuestas de memoria. Así que ahora me dedico a estudiar los gestos que emites en función del interlocutor al que te diriges.

Estoy reteniendo dentro de mí cada detalle, como por ejemplo el brillo de tus ojos en cada parte de la oración que recitas, el momento que eliges para colocarte el pelo, para hacer el guiño, la broma, el chiste. Estoy aprendiéndome al dedillo tus silencios, el ángulo en que sueles perder la mirada.

Así es como sé cuándo estás recordando a tu padre, cuándo echas de menos a tu hermano o cuándo estás asfixiada por la rutina.

Pero sí, tienes razón.

Nunca te escucho.