lunes, 9 de julio de 2012

Lo rompo todo

Cuando era pequeñita iba a casa de mis amigas después del cole. Nos comíamos unos macarrones con tomate, veíamos dibujos animados y jugábamos un poco.

Era aterrador. Solía pasarme que en cada visita rompía algo. Tocaba algún juguete y zas, ya está, algo me cargaba. Una muñeca, un cochecito, una casita, un puzzle. No sé cómo me las arreglaba pero siempre lo hacía. Llegó un punto en que me negaba a jugar con los juguetes de mis amigas. Estaba muerta de miedo. Prefería jugar a cualquier cosa en la que no necesitásemos ningún objeto.

Soy una torpe y una mete patas. Rompo las cosas. Lo sé. Es como un mal de ojo. O no, soy yo. Es un mal endémico.

Ojalá vivir sin razones, sin motivos, sin corazón, sin sentimientos, y sin manos. Sin manos para no romperlo todo.


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