lunes, 19 de marzo de 2012

Hola Dios:

Te escribo esta carta porque quiero darte las gracias. 

Quiero darte las gracias por la poquita autoestima, autocontrol y fuerza que has puesto en mí. Quiero darte las gracias por poner lejos de mí todo lo que quiero, todo lo que me importa. Quiero darte las gracias también por todo lo que haces para impedirme conseguir lo que quiero: distancia, dinero, emociones, personas...


Sé que haces todo lo posible para ponérmelo difícil, y quiero que sepas que soy consciente de ello, de verdad.


Te pido perdón por seguir intentándolo a pesar de todo. Te pido perdón porque todos los días me acuesto habiendo dado un paso más hacia lo que me importa, porque sigo soñando, sigo deseando llegar a todas esas metas que tú me dices que son inalcanzables, o que no me las merezco.

Porque a pesar de todo sigo pensando que puedo, sigo aprendiendo, sigo reflexionando, sigo siendo inconformista, sigo enfrentándome a tus "no", sigo revelándome contra tus "nunca" con mis "quizá", "tal vez", "es posible", "a lo mejor", "puede", "probemos", "podemos intentarlo".

Sé que a otros les has convencido. Perdóname, pero no podré evitar llevarte la contraria también a través de ellos. Perdóname porque seguiré queriendo lo imposible. 

Espero que sepas acogerme en tu infinita misericordia.


4 comentarios:

Aricuentista dijo...

Una vez escribí algo parecido pero no era para Dios era para el Karma, sirve igual. Aunque se presenten obstáculos quedarse parado ante ellos es estúpido, o los saltas o los rodeas, muy buena entrada.

Anónimo dijo...

Amen

Pliyo Senpai dijo...

Perdóname, Dios, porque si te hubiera hecho caso no habría llegado ni a la mitad de lo que soy, ni podría vivir la mitad de lo que quiero y que aún me falta por vivir.

Celebro con vino tu ausencia, Dios, y con este pan empiezo a creer en mi mismo, para ser con el tiempo, mi primer Dios (y ya decidiré si el único.)

Anónimo dijo...

Echar la culpa a alguien, siempre és sinonimo de victimismo. El ego te condena como indigno y tú le echas la culpa a Dios.Este mundo és un juicio contra ti mismo, que has emitido tú mismo. Demasiadas víctimas de los juicios y muy poca esperanza.