lunes, 10 de mayo de 2010

Momentos de lucidez

Uno nunca sabe en qué momento puede venirle la lucidez. Me refiero a un estado de conciencia realmente trascendental. Se supone que debería venirte en plena sesión de yoga, practicando el asana del León, o algo semejante. O estudiando algún filósofo. Pero no. A mí me ha venido llegando a casa, al salir del bus. Supongo que como resultado del ruido insoportable de la radio, la mezcla de olores de la gente, y el cansancio de un día "duro" de trabajo. Tampoco lo sé con seguridad. Lo que sí sé es que, al bajar del autobús, me he visto sola, respirando aire limpio, en silencio, sin absolutamenta nada en la cabeza. Y si digo nada tenéis que creerme, sobre todo teniendo en cuenta la cantidad de cosas que me rondan sin parar últimamente. Me he dirigido a casa respirando profundamente, sintiéndome tranquila, y cada vez  que inspiraba se me cerraban los ojos y veía el universo.

Durante todo el tiempo que he tardado en llegar, ha sido así, pero no lo veía como una imagen fija, lejana, ajena a mi realidad, sino como algo que estaba ahí mismo, conmigo, que incluso formaba parte de mí. Ahora, en este momento, sé y siento que formo parte de este mundo, sé que voy a morir... Todo eso ha hecho que vea las cosas como algo maravilloso, y me costaba avanzar, me costaba dar pasos, como si me pesase el cuerpo, y he sentido ganas de llorar de la emoción....

Pero al llegar a casa, aunque me lo imagino igual a como lo he vivido, ya no es lo mismo... no sé cuánto tiempo tendré que esperar hasta volver a sentirme así.

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