Hola Dios:
Te escribo esta carta porque quiero darte las gracias.
Quiero darte las gracias por la poquita autoestima, autocontrol y fuerza que has puesto en mí. Quiero darte las gracias por poner lejos de mí todo lo que quiero, todo lo que me importa. Quiero darte las gracias también por todo lo que haces para impedirme conseguir lo que quiero: distancia, dinero, emociones, personas...

Sé que haces todo lo posible para ponérmelo difícil, y quiero que sepas que soy consciente de ello, de verdad.
Te pido perdón por seguir intentándolo a pesar de todo. Te pido perdón porque todos los días me acuesto habiendo dado un paso más hacia lo que me importa, porque sigo soñando, sigo deseando llegar a todas esas metas que tú me dices que son inalcanzables, o que no me las merezco.
Porque a pesar de todo sigo pensando que puedo, sigo aprendiendo, sigo reflexionando, sigo siendo inconformista, sigo enfrentándome a tus "no", sigo revelándome contra tus "nunca" con mis "quizá", "tal vez", "es posible", "a lo mejor", "puede", "probemos", "podemos intentarlo".
Sé que a otros les has convencido. Perdóname, pero no podré evitar llevarte la contraria también a través de ellos. Perdóname porque seguiré queriendo lo imposible.
Espero que sepas acogerme en tu infinita misericordia.