- Estoy impresionada, pero no puedo llorar.
- No te preocupes, no tienes por qué llorar. Ya me encargo yo de llorar por él.
- Entonces me mareo.
- Eso es por el mar, que está revuelto.
...
La primera ventaja es que cuando el cuento llega al final no se acaba sino que se cae por un agujero y el cuento reaparece en mitad del cuento. Ésta es la segunda ventaja, y la más grande, que desde aquí se le puede cambiar el rumbo, si tu me dejas, si me das tiempo.
Lucía y el sexo
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